sábado, julio 28, 2007

CALENTAMIENTO GLOBAL - JULIO


EL EFECTO KOALA

Después de analizar el baile del koala no me explico cómo ese animal sigue en peligro de extinción. Debe ser un fenómeno muy potente si mandó al Kike Morandé directo a la UTI. Para salir de las dudas hice una prueba y puse el baile del koala como ringtone. Cuando me sonó el celular me saltaron dos pitbull al cuello y casi muero desangrado. Hubiera preferido a Rocío Marengo: al menos canta mejor. O a la monosilábica Luli, acaso la única que merece ser llamada la roja de todos.

Parece majadero seguir hablando de fútbol, pero fue lo único que nos dejó julio (además de la hipotermia y esos topos humanos bautizados como “boqueteros”). Entre los nuevos héroes de la Sub 20 y los archivillanos de la Copa América, me quedo con los últimos. Esa selección será recordada como “cosecha del 2007”, añejada y con sabor amargo. En su defensa, hay que decir que ellos mojaron la camiseta, pero con ron venezolano. En el ámbito científico, nos sirvió para explicar por qué el primer órgano que se le daña a un futbolista de elite es el hígado.

Fue una selección marcada por la fe. Antes de salir a la cancha hicieron una manda a la Virgen del Carmenere y terminaron corriendo el doble, esforzándose el doble y, en definitiva, viendo doble. En el partido entre Chile y Brasil el árbitro dejó de sacar tarjetas y empezó a cursar partes por conducción en estado de ebriedad. Lo que pasó en el hotel apenas fue una anécdota. Que los jugadores se hayan lanzado quesos en el comedor no es ninguna novedad: en la cancha hacen lo mismo. En vez de castigarlos con una suspensión, bastaba con inscribirlos en una buena terapia de rehabilitación, ojalá en Atléticos Anónimos.

Al cierre de esta edición el aeropuerto de Santiago está lleno de fans eufóricos y noteros de matinal recibiendo a la selección juvenil. Para ellos el mundial fue como un viaje de estudios. Aprendieron cuánto calzan los policías canadienses, cómo se conduce la electricidad y hasta besaron el suelo de ese país. La medalla que lograron está más que merecida, aunque podría haber sido más grande, para tapar los moretones.